¡Buenos días! Que tengas linda semana, después de mis vacaciones de navidad aquí vuelvo con las reflexiones de los lunes…. Mi reflexión de hoy surge porque el otro día una persona que conozco molestó a mi perro zen: le agarró fuertemente el hocico impidiéndole abrir la boca ni moverse. Zen se quejó, pero esta persona lo volvió a hacer, y Zen que estaba con la correa y no podía huir se enfrentó a él. No me parece mal. Zen se está cuidando. Cuando esta persona intentó volver a hacerlo me tuve que poner dura y hasta borde. Y decirle que lo deje en paz que se vaya, que no se acerque a zen. Y no me arrepiento. Porque yo soy la encargada de cuidarlo, de velar por él, aun cuando la otra persona piense que “qué exagerada”, que “qué perro más maleducado”. Yo no puedo hacer que tú dejes de comportarte como lo estás haciendo, pero si puedo poner un límite y decir aquí, conmigo, no. Puedes no entenderme, no es mi responsabilidad, de hecho es muy probable que si me entendieras ni siquiera hubieras tenido ese comportamiento. Quién sabe.
lauracacerespsicol
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