Durante esta semana tanto en consulta como fuera de ella he estado hablando con personas sobre la habilidad de decir que no, y me sigue sorprendiendo la cantidad de personas que no se permiten, no saben, se niegan a si mismos decir que no. Entregando por tanto el control de sus vidas al otro, pues lo que me pase durante el día ya no depende de mi, sino depende de lo que me pida mi entorno. La mayor parte de las veces ese no permitirse decir que no, esconde la creencia de que si digo que no, el otro me va a dejar de querer. ¡Cuán faltos de amor incondicional estamos, si pensamos que el afecto del otro depende única y exclusivamente de lo que recibe de mi, y no de lo que soy!.
He decidido recuperar una reflexión de hace tres años en la que contaba que una persona me dijo que no a una petición, y me dijo que no dándome las gracias por haber pensado en ella, en ese momento tomé conciencia de la diferencia entre decir que no dando las gracias, y decir que no pidiendo perdón. En la primera opción, dando las gracias no nos sentimos culpables por ello, mientras que en la segunda opción parece que pedimos perdón por cuidarnos...y ¿tú? ¿dices que no? ¿desde dónde lo dices?... ¡un abrazo!
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